Si las cosas se tuercen será solo para darle emoción a la vida; que cambiar de sentimientos a veces es bueno.
lunes, 20 de agosto de 2012
Trabajaba en uno de esos parques temáticos. En invierno se vestía de Silvestre y en verano de Piolín. Los psiquiatras le diagnosticaron síndrome de doble personalidad. Sonreía dentro de la careta cuando le hacían una foto. Murió el año pasado. Un chaval precoz de once años con pelo largo y ojos guionados le prendió fuego a la poliamida con la punta de un cigarro.
El pobre se pasaba la mitad de un año persiguiendo y la otra mitad perseguido, la mitad de un año de blanco y negro y la otra mitad amarillo y naranja. Cada uno de esos trajes representaba una personalidad y una temporada, igual que el olor a pipas impregnaba sus tardes de domingo. Su pobre mujer guarda el único traje de trabajo dentro del ropero, en un sepulcro hecho con miles de bolitas de alcanfor, como si fuera un monumento marca ACME. Murió en verano, así que es Silvestre el que yace en el armario.
lunes, 13 de agosto de 2012
Encendimos
muchos incendios de nieve, fuimos a Copenhague sin pasar por Dinamarca,
aguantamos el granizo en Granada e hicimos escalada con un auténtico
sherpa mientras diluviaba. Viajaste en la nave espacial para alegrar el
paseo de los tristes, te protegí de las
lagartijas mientras tu creabas nubes grises para tener días de sabor a
sandía. Acortamos la distancia convirtiéndola en tardes de estudio (con
muchos descansos... mientras pensamos en que vamos a su su su suspender
por creer que las aves son mamíferos superiores). Concentraste toda tu
personalidad en los ojos para ser una chica dulce cual tarta de fresa...
Y llegamos a la conclusión de que todo va bien mientras sigamos viendo
nuestra cara en la cara de la luna.
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